jueves, 1 de mayo de 2008

¿Seguiremos desperdiciando nuestros recursos?

El editorial de Ecoportal.net, que replico en esta entrada, me impulsa a preguntarnos hasta que momento nosotros, en Argentina continuaremos desafiando la naturaleza y desperdiciando los recursos que ella nos provee. Mientras el mundo se encamina a una situación de escasez de alimentos, agua y energía nuestros dirigentes perversamente conducen a la sociedad argentina aun destino incierto. Utilizando la mentira como método y la insaciable avaricia por el enriquecimiento desmedido en el ejercicio de la función publica. En la naturaleza nada es gratuito. Ella se cobra las desmedidos abusos que el hombre comete en su explotación. No estamos excentos de sufrir hambrunas que en otras épocas sufrió la humanidad. Tal vez la moraleja de la cigarra y la hormiga debiera avertirnos que no todo lo recogeremos sin esfuerzo y que debieramos reflexionar sobre el futuro, propio sin ataduras ideológicas. La realidad nos indica que somos combustibles-dependientes y financiero-dependientes. Con gran acumulación de deuda externa y pocos países decididos a negociar equitativamente, con un país que no respeta compromisos tomados. Ejemplos recientes así lo indican. Tenemos capacidad para producir alimentos, eficientemente,pues pongámonos en acción, no desperdiciemos más tiempo y esfuerzo.

La hambruna mundial que se nos viene encima

A lo largo de la historia de la humanidad, las hambrunas han sido muy comunes, aunque en todos los casos han estado circunscriptas a un país o una región.
Las causas, mayormente han sido climáticas y, en algún caso, como en la hambruna de 1845 sufrida por Irlanda, por un hongo (Phytophthora infestans) conocido como roya que atacó devastadoramente al cultivo de papa, principal y casi exclusivo alimento de buena parte de su población.
A finales del siglo XIX, en la India, se produjo una serie de aproximadamente 25 brotes de hambruna, donde murieron entre 30 y 40 millones de personas. Si bien parte de la culpa se atribuye a agentes climatológicos, aquí ya se introduce un nuevo factor. El reemplazo de cultivos alimenticios tradicionales por otros, foráneos, para consumo y beneficio de terceros.
En este caso en particular, los británicos utilizaron tierras que siempre habían sido cultivadas por los indios con productos para su subsistencia y alimentación, para plantar té y algodón.
El reemplazo de cultivos tradicionales por otros que los mercados dictaminan como mas convenientes por su mayor rentabilidad, ha estado dominando cientos de miles de nuevas hectáreas cada año y se ha acentuado sobre todo, con las campañas a favor de los biocombustibles y con los cultivos transgénicos.
Según la FAO una hectárea de tierra cultivable puede mantener bien alimentadas a unas 20 personas. Solamente de plantas transgénicas en 2007 se han sembrado 114 millones de hectáreas en el planeta. Mas del 60% de la superficie mundial cultivada se encuentra en manos de las grandes empresas de biotecnología de los países desarrollados.
De acuerdo a estudios de diversos organismos internacionales, los precios de los alimentos han subido alrededor de un 80% en el transcurso de los dos últimos años. Esto significa que, a millones de personas se les está haciendo imposible acceder a los mínimos alimentos necesarios para su subsistencia y pueden morir de hambre en los próximos meses, si no se toman medidas al respecto.
La principal dificultad para resolver el problema del hambre, es que afecta a los pueblos pobres y se espera que las soluciones provengan de los países ricos.
Hoy, el foco de la atención mundial apunta a la capital suiza, Berna, donde el secretario general de la ONU Ban Ki-Moon, se encuentra reunido con los directivos de las 27 agencias que conforman el organismo internacional. El objetivo del encuentro es “elaborar un plan de batalla ante la crisis". Seguramente enfocado en pedir mas dinero a los países ricos para ofrecer “ayuda humanitaria” a los que ellos mismos han convertido en hambrientos.
Las únicas soluciones reales y de fondo, solamente pueden llegar con una recuperación de las tierras para los agricultores locales, retornando a los cultivos tradicionales, volviendo a producir alimentos, recuperando nuestra soberanía alimentaria.


Ricardo Natalichio
Director
rdnatali@ecoportal.net
www.ecoportal.net

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